Pintura de la tumba de los leopardos


La pintura que analizamos corresponde con la Pintura mural en la «Tumba de los Leopardos» - hacia el año 500 a. C, donde aparece en el centro, el tañedor de la flauta doble típica de los etruscos; a la derecha, el tañedor de lira.
 El arte etrusco fue la forma de arte figurativo producido por la civilización etrusca que se desarrolló en el norte de Italia entre el siglo IX y el siglo II a. C. El arte que se conserva es de carácter funerario, relacionado tanto con la pintura (frescos) como con la escultura. 
Las pinturas etruscas que han llegado a nuestro tiempo, en su mayor parte, frescos murales de tumbas, y principalmente de Tarquinia. Tiene una notable importancia no tanto por el nivel artístico alcanzado, sino por el hecho de que se trata del más destacado ejemplo de arte figurativo prerromano en Italia. Se ha relacionado con las culturas del Mediterráneo oriental.
Las cámaras funerarias imitaban el interior de una habitación. Tenían el techo abovedado o con falsa cúpula y sus paredes se pintaban al fresco. Esta técnica permite que las pinturas perduren a lo largo de los siglos, ya que al secarse el yeso sobre el que se aplica el pigmento, la pintura pasa a formar parte de la propia pared.


Retrataban escenas mitológicas y funerarias, como los banquetes funerarios que hacen de las fiestas un tema común en los frescos de las tumbas etruscas. A veces se representaban escenas de la vida cotidiana, con danzantes, músicos o jinetes. El estilo era marcadamente bidimensional, estilizado (formas delineadas en negro), más de colores vivos y atmósfera jovial. Los pigmentos se obtenían de piedras y minerales que se molían y mezclaban. Los colores preferidos en la pintura por los etruscos fueron el rojo, verde y el azul, al parecer porque les asignaban connotaciones religiosas. Los pinceles se hacían con pelo de animal y eran extremadamente precisos (incluso en la actualidad, los mejores pinceles se hacen con pelo de buey). Desde mediados del siglo IV a. C., el claroscuro empezó a usarse para representar la profundidad y el volumen. El concepto de proporción no aparece en ninguno de los frescos supervivientes y a menudo se encuentran retratos de animales o de hombres en los que algunas partes del cuerpo están desproporcionadas. 
Por último, quería mencionar, la influencia de la música tradicional griega y también la etrusca influencian la música de Roma.
Los romanos heredaron vestigios de lo que había sido la música de la cultura etrusca pero no prestaron atención a estos conocimientos.
Apreciaban que los etruscos amenizan sus fiestas, de hecho, se nombran en las crónicas elementos tales como que los músicos etruscos amenizaban banquetes y fiestas públicas, pero no se habla en ellas de que los romanos tuvieran en ese periodo particular interés en aprender a tocar estos instrumentos y menos fabricarlos por lo que estos conocimientos se perdieron con el tiempo en su mayoría.
Es una pena que así fuera ya que el muestrario de los instrumentos etruscos era bastante amplio y se conformaron a partir de una especie de simbiosis entre la música griega, fenicia y del asia menor (de esta última los etruscos incorporaron la flauta asiática y la trompeta de guerra). Los aulistas etruscos (intérpretes del auloi), que eran mejor conocidos por el nombre de “subulones”, aun amenizaban eventos y tenían un gran prestigio, hasta el punto de que aún en el siglo IV (A.C) conservaban dicha reputación; incluso en Roma donde generalmente los etruscos o descendientes de estos no eran precisamente apreciados.
Los etruscos elaboraban e interpretaban la Salpinx o “Trompeta de Guerra” (conocida como tuba) que en la versión que ellos desarrollaron obtuvo mucha fama y fue citada a menudo por los cronistas, pues, si bien procedía del mundo griego, llegó a conocerse su versión con el sobrenombre de tirsénica o tirrénica y se caracterizaba por tener un potente sonido.
En esta primera época del dominio romano en Italia (aparte las flautillas de los pastores por supuesto) solo se contó con interpretaciones en una especie de lira; y con otros dos instrumentos llamados trigón y lidio. Paulatinamente se incorporaron la flauta y los címbalos que se tocaban fundamentalmente en sacrificios religiosos. Se piensa que la influencia poderosa de los instrumentos de viento en la música en Italia proviene precisamente de los intérpretes etruscos y griegos de Salpinx o tuba, como se latiniza el término posteriormente.

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